Se producen muchos cambios en la adolescencia y lo que todo esto significa es que el adolescente (y su familia) han de pasar también por una serie de pérdidas.
Porque, a nivel psicológico, no hay cambio (real) sin pérdida. Y toda pérdida importante pone en marcha los procesos elaborativos a los que llamamos procesos de duelo.
1. EL DUELO POR EL MUNDO PERDIDO DE LA INFANCIA
Muñecos, peluches y juegos infantiles son sustituidos, pero nunca del todo, por competencias adolescentes, juegos de conquista, intereses sexuales, juegos agresivos, juegos de adultos.
2. EL DUELO POR LOS CAMBIOS FÍSICOS
Y por unas formas corporales con las que ya nos habíamos identificado, pero que van a cambiar radicalmente. Se abre así un incierto futuro para el cuerpo, que cambia (demasiado deprisa o demasiado lentamente) y que tal vez duela casi cada día durante la pubertad y adolescencia.
3. RENUNCIAR A LA OMNIPOTENCIA DE LA INFANCIA
Dejamos atrás la infancia y entramos en un periodo de dolorosa renuncia a los sueños de omnipotencia infantil: no controlamos nuestro cuerpo ni lo que nos pasa ni pasará. ¿Cómo vamos a controlar nuestra vida, nuestro futuro, ser todo lo que queríamos ser?
Nuestra vida tendrá limitaciones. Dependemos mucho, más de lo que nos gustaría, de los seres que nos rodean y nos quieren. Los sueños del “rey de la casa” y de la “princesa” (o de la “bella durmiente”) aparecen como irremediablemente trasnochados y se truecan por la urgente necesidad de encontrar a alguien con quien compartir emociones, intereses, vida… Pero es que, además, ese tercer duelo corre parejo con el cuarto.
4. LA PÉRDIDA DE LOS PADRES IDEALIZADOS
O, mejor dicho, la pérdida de la idealización de los padres, que pasan a ser demasiado reales, “pobremente humanos”, llenos de defectos y conflictos, limitaciones y frustraciones. Un espejo para el adolescente de lo que “por encima de todo no quisiera ser”.
Sin embargo, el adolescente en transición sigue necesitando identificarse con su padre y su madre para cumplir varias de las tareas anteriormente descritas. Rechaza aspectos de él y de ella y acepta otros.
Todo ello en medio de tempestades emocionales y de conflictos con esos progenitores y tutores, conflictos que le llevan a no aclararse entre sus elecciones e identificaciones conscientes e inconscientes, al menos durante muchos momentos o periodos. Y todo ello, con las capacidades cognitivas y emocionales creciendo enormemente, lo que le permite percibir más y mejor los defectos de los adultos a los cuales, en el mejor de los casos, todavía idealizaba.
5. LA PÉRDIDA DE SU POSICIÓN EN LA FAMILIA
Y para colmo, todo lo anterior, así como las influencias sociales, lleva a que el adolescente pierda su posición en la familia, hasta entonces clara. Tiene que comenzar a vivir en una nueva situación, que busca y crea al tiempo. Una nueva posición en la familia y en la sociedad, lo que implica, indefectiblemente, pensar y fantasear con dejar a la familia o, alternativamente, en la regresión atemorizada ante ese futuro.
Caída de cabello
La pérdida del cabello (alopecia) puede afectar solo al cuero cabelludo o a todo el cuerpo, y puede ser temporal o permanente. Puede ser el