Por: María Luisa Escobedo
La maternidad es una de esas experiencias profundamente complejas que es difícil definir con una sola palabra u oración. Por un lado, es algo que nos regala experiencias y momentos maravillosos día con día. Pero por otro, también puede ser increíblemente dura, agotadora, y en ocasiones, poca valorada o subestimada. En otras ocasiones he hablado de lo solitario que puede volverse el ser madre que se queda en casa y ahora, a través de una publicación que se volvió viral, una madre explica por qué ser mamá de tiempo completo no es fácil, y por qué debemos ser más comprensivos con las mujeres que se quedan en casa con sus hijos.
“Estoy sola… y me siento sola” No debe de ser un tabu que la depresión de las madres que se quedan en casa es una realidad que debemos tratar con comprensión y apoyo, y justamente de esto va la publicación que el día de hoy compartiremos. Escrita por una madre llamada Bridgette Anne, y acompañada por una fotografía de ella misma en la que se le ve llorando, esta reflexión muestra de forma real, cruda y honesta, cómo es el día a día de una madre que se queda en casa, y prueba que a diferencia de lo que muchos piensan, no es fácil.
Todos piensan que ser madre que se queda en casa a tiempo completo es fácil.
Que somos afortunadas de no tener que trabajar.
Que somos perezosas.
Que no es un trabajo “real”, así que no tenemos nada de qué quejarnos.
Pero la verdad es que… es jodidamente solitario y abrumador.
No puedes hacer nada sola; ir al baño, disfrutar una taza de café, leer, ni siquiera puedes quitar la popó embarrada en los pantalones por tercera vez en el día sin que nadie llore o grite a tus piernas.
No tienes descansos a menos que estén durmiendo, y aún así usas ese tiempo para limpiar.
Batallas con encontrar formas para mantener entretenido a alguien por literalmente 12 horas cada día.
Usas la misma ropa, que huele a sudor y lágrimas durante días porque ya está sucia y no tiene caso arruinar más ropa.
Se le olvida lo que significa o se siente ser un individuo; porque tu entera existencia ahora gira alrededor de ese niño.
Ves a las madres que trabajan fuera de casa y sientes celos, porque desearías poder tener una excusa para tener una conversación adulta sin ser interrumpida.
Te encierras a solas en el baño y gritas cubriendo tu boca con una toalla, mientras lloras porque necesitas un segundo para respirar; todo esto al mismo tiempo que un niño está golpeando la puerta para poder entrar…
Piensen en eso, la mayoría de nosotras ni siquiera tenemos el lujo de llorar y estar frustradas en paz… y cuando terminamos por quebrarnos las personas se lo preguntan: “por qué lloras, si puedes estar todo el día sentada”.
Yo era una de esas personas que juzgaba a las madres que se quedan en casa. Pero ahora lo entiendo. Las personas que dijeron que estarían ahí para ayudarte han desaparecido, y tú te has quedado con este abrumador sentimiento de haber fallado.
Mi casa no está limpia, yo no estoy limpia, los platos no están limpios, ya grité hoy, ya lloré hoy y me he sentido muy jodidamente culpable de que mi hijo estuviera aquí para presenciar esto.
Pero es que estoy sola… y me siento sola.
Busquen a sus amigas que se quedan en casa con sus hijos… NO estamos bien.