Las niñas que quedan embarazadas a una edad temprana tienen un mayor riesgo de sufrir mortalidad y morbilidad materna. El embarazo durante los primeros años después de la pubertad aumenta el riesgo de aborto espontáneo, obstrucción del parto, hemorragia posparto, hipertensión relacionada con el embarazo y condiciones debilitantes de por vida, como la fístula obstétrica. Tener hijos muy pequeños también significa que las mujeres y las niñas son más vulnerables a otros resultados negativos para la salud materna debido a los nacimientos frecuentes, los embarazos no planificados y los abortos inseguros.
Los bebés nacidos de madres adolescentes tienen más probabilidades de nacer muertos, prematuros o con bajo peso y corren un mayor riesgo de morir en la infancia, debido a la corta edad de la madre. Este riesgo se ve agravado por la falta de acceso a la información y a servicios integrales de salud sexual y reproductiva. También es importante señalar que los adolescentes son más vulnerables al VIH y a otras infecciones de transmisión sexual (ITS), así como a problemas como la depresión, los trastornos alimentarios y el abuso de sustancias.
La maternidad precoz tiene un profundo efecto no sólo en la salud de las mujeres y las niñas, sino también en su capacidad para cursar estudios y lograr la independencia económica.
Caída de cabello
La pérdida del cabello (alopecia) puede afectar solo al cuero cabelludo o a todo el cuerpo, y puede ser temporal o permanente. Puede ser el