Cuando no podemos reconocer lo que sentimos, ni entenderlo o ponerlo en palabras, se vuelve complicado poder hacer algo al respecto con lo que estamos sintiendo.
Cuando de niños no se nos habla de las emociones o no se nos permite expresarlas puede ser que de adultos nos demos cuenta de que:
- Nos cuesta trabajo identificar lo que sentimos
- Nos cuesta trabajo expresar
- Nos es difícil regular nuestras emociones
- Usamos estrategias pocas prácticas para lidiar con lo que sentimos
- No nos gusta o nos da miedo expresar lo que sentimos
- Reprimimos lo que sentimos
Es importante recordar que no hay emociones ni buenas ni malas, solo son emociones y son una parte inherente a nosotros, lo que si podemos es intentar ser conscientes de ellas y aprender a expresarlas e identificarlas para que no se queden y para aprender a afrontarlas.