Tener un propósito en la vida nos da ánimo y nos proporciona salud mental.
Es a traves de este sentido que nos sentimos plenos.
Todos en algún momento de la vida nos preguntamos sobre que significa la vida, convirtiéndose en una pregunta muy apremiante y difícil de contestar. ¿Quién soy? ¿Qué sentido tiene mi vida?
En la dinámica de la vida misma, del quehacer diario, de las circunstancias que nos van rodeando y por tanto de las experiencias vividas es donde se da forma y significado a la vida de cada persona, el sentido responde a lo que impacto a lo que nos marcó en algún momento, lo que permitió que realizáramos cambios trascendentales, porque es en la transformación de la vida que el cumplimiento de un propósito se hace evidente y donde se da sentido.
Cada persona es dueña de su existencia, corresponde por tanto adoptar sus propias decisiones, donde implica tomar partido, responsabilizarse y comprometerse y esto solo es posible si hay conciencia de las propias vivencias, de nuestras necesidades, solo así logramos propósitos, la responsabilidad por las acciones y sus consecuencias y la definición de un proyecto de vida.
En la medida que reconocemos nuestros propósitos, más profunda será la motivación, la expectativa y el apremio por logarlo.
En estos tiempos los seres humanos han perdido ese sentido cayendo en un abismo de vacío y tristeza, pero es la conciencia, la automotivación y la voluntad las que nos tienen que mover hacia un nuevo lado que nos permita vivir plenamente.