“Decidí hacer el resto de mi vida mi mejor vida” – Louise Hay
Buscaba la definición y raíz etimológica de este concepto y me topé con que la mayoría de las fuentes la relacionan directamente con el arte o la ciencia. Y, si bien, un artista dotado de sensibilidad hace uso de ella para crear una obra; el ser humano la necesita para diseñar su propio camino de vida. En la época clásica del Imperio Romano “Inspirare” recibió la connotación “respirar profundamente” y en sentido figurado “insinuar algo en el corazón de alguien”.
Me quedo con esta última ya que refleja con más fidelidad la idea que deseo compartir. A lo largo de nuestro camino encontraremos libros, maestros, amigos y experiencias propias y ajenas que podrán inspirarnos y generar un cambio interno o externo. Sucede que, a veces, estamos tan inmersos en la cotidianeidad que las distracciones nos van impidiendo reconocer y valorar este elemento que puede estimular y redirigir el sendero.
¿Cómo encontrarla y utilizarla a nuestro favor? La realidad es que no existe una fórmula precisa; tú y sólo tú conoces tus pensamientos, solo tus pies han recorrido tu camino, solo tú tienes idea de tus temores, inseguridades y afectos. Esta es una realidad, como también, lo es el hecho de que el amor y la compasión son los elementos que purifican nuestra mente. Ellos nos ayudan a eliminar conductas egocéntricas, a dirigir nuestra atención a otros seres.
Si nos hacemos conscientes de que dirigimos nuestro actuar e intentamos ser coherentes cultivando el estado que queremos habitar (puede ser de paz, de felicidad, de compasión, de servicio) podemos mostrarnos con nosotros mismos y con el entorno como un amigo verdadero que ofrece dulzura, cariño y amabilidad. Personalmente pienso que la manera más hermosa de mostrar amor a otro es acompañarlo con respeto. Entender que podemos ofrecer siempre un consejo, una palabra, un abrazo, un alimento pero nunca recorrer su camino ni hacer el trabajo que a él le corresponda porque impedírselo también es enviar un mensaje de incapacidad y desconfianza.
Cultiva y haz lo necesario para reconocer y fortalecer ese potencial que, te aseguro, vive en ti como en todos los seres de este planeta.
Ser la mejor persona que otro pueda conocer suena como un plan ambicioso pero, si enfocas esa motivación como un regalo al mundo del que tomas tanto, entonces encontrarás que todo en tu vida tiene el potencial de nutrirte. La diferencia está en la percepción de los hechos. Todo es una oportunidad para identificar una enseñanza, una fortaleza, una virtud… Si eres capaz de ver esto, cada día será una invitación a desarrollar tu potencial y para encontrar posibilidades en lugar de limitaciones.
El amigo, el vecino, el primo, el jefe, el compañero no han nacido para estropearte la vida. El enemigo no está afuera como la paz tampoco. Percibe el mundo a tu favor y, si así lo decides, encontrarás bondades en cada acto.
Dando se recibe!!!
