“Desde la amabilidad es posible cambiar el mundo”
Mahatma Gandhi
Escritas o habladas las palabras tienen la fuerza para construir o destruir, acercar o alejar.
Sería interesante investigar la cantidad de vocablos que hay en cada idioma, lengua y dialecto existente. Estoy segura que es una cifra considerable, de la cual, conocemos un porcentaje promedio. Y de todo ese universo de palabras, ¿Cuántas utilizamos con conciencia? ¿Cuántas veces en el día pensamos detenidamente cómo vamos a comunicarnos con el otro?.
Lo cierto es que una palabra, un gesto y una frase amable tiene el poder de transformar toda una situación. La amabilidad en las relaciones humanas puede desarmar cualquier evento cargado de ofensa, puede rescatar un cliente perdido, puede crear un lazo amistoso donde no lo había, puede hacernos padres más cercanos y dulces.
Todos los seres vivos nos enfrentamos diariamente a momentos de tensión, de desacuerdo y de conflicto. Como también, todos llevamos en nuestro interior alguna carga de temor, de incertidumbre, de dolor, de pesadez, de disgusto y que es solo nuestra. Como también lo es tener 3 segundos para elegir de ese enorme ropero de palabras aquellas que ofrezcan cortesía.
¿Por qué? Tan solo porque eso, además de reflejarse en el otro, es para ti. Sí, para ti, porque eres tú quien decide y quien construye la casa que deseas habitar.
Lo que damos viene de adentro y al ser amable eliges un estado de serenidad y de humanidad.